miércoles, 3 de julio de 2013

El dolor y el azote.....


El dolor azota una vez más a nuestro pueblo, con la muerte del niño de nueve años. Sentenciado, como si de un reo se tratase, por esa enfermedad maligna, que mejor ni nombrarla.

El día amaneció con frío, como queriendo presagiar o anunciar algo grave. No era normal que a pesar del calor, al levantarnos, tuviésemos escalofríos.

La noticia de su fallecimiento llegó al Bar de Andrés, con los primeros trabajadores, provenientes de la Cruz, dirigiéndose al tajo. Nadie se lo podía creer, porque nadie se  quiere creer, de lo que es capaz de hacer esa maldita enfermedad con los más débiles. Está cada día más demostrado, que se ceba precisamente con los más jóvenes.

Aunque ya desde ayer por la mañana el niño se encontraba peor, la esperanza de que a través de lo estable, hubiese un atisbo de la misma, estaba en el anhelo de sus familiares.
 
 
Esas manos enviando la paloma al Cielo con EL.
 

Hoy en su misa funeral de “gloria”, tanto MJ, como uno de sus profesores del Colegio Clara Campo Amor. Han destacado la personalidad de José Antonio, como la de un niño: agradable, simpático, cariñoso y con la sonrisa siempre dispuesta.
 
 
 
Esta imagen de los Angelitos en el Cielo, quizás
también le hubiesen hecho reír.
 

¡Qué pena!  Que tengan que ocurrir estas cosas. Frases como estas y muchas más, han corrido hoy de boca en boca de todo un pueblo, afligido una vez más, por estos desatinos de la vida.

Otros decían: ¡No hay derecho!, Esta vida nos trae cada vez más penas. En menos de un mes y dos días, ha habido dos muertes de jóvenes. ¿Y los padres y abuelos qué? ,¡Como se puede sobrellevar eso?, ¡Qué pena!

La de José Manuel sin esperarlo y la de José Antonio, no queriéndola esperar nunca.

En todos estos casos la Iglesia y el sentido común, nos dice, que de todo lo malo, hay que quedarse siempre con lo bueno que cada cual tuviese. Y en el caso de los dos, precisamente eso es lo que les sobraba, cosas y detalles, buenos.

Una anécdota que contó MJ de José  Antonio, cuando ayer al ir impartirle la Unción de Enfermos en el Hospital. El niño en su inocencia (sin darse cuenta de la gravedad en la que se encontraba) solo cogió la visita del cura, como una más de la muchas visitas que tenía. Llegándole a decir, ¡Ea!, ¡El Cura!, todo esto acompañado de su incondicional, sonrisa.

En incontables ocasiones la Iglesia, ha dicho que el Señor se lleva siempre a los mejores, porque los quiere para EL. Hoy sin embargo nuestro MJ, nos ha dicho que es al revés. Que Dios, los recoge a todos. De todas formas que se describa este momento, es incomprensible para los dolientes.

Todos dirían, ¿y porque le tuvo que tocar al mío?

 

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