domingo, 24 de julio de 2011

¿ Qué queda ?

¿Qué queda de aquella feria del Bormujos que se nos fue?, por repetir una vez más el nombre del último libro escrito de nuestro pueblo.
Según dicen nuestros “setentañeros vecinos” que recuerdan los inicios de la feria que ellos tuvieron la suerte de conocer. Aquella que estaba ubicada en los terrenos “del pitero”, que con el tiempo llegaría a ser cine de verano. Llegando en aquellos tiempos a ser considerada, una de las más importantes, por tener cierto paralelismo, (claro está en miniatura) con la de Sevilla por albergar ambas, la Feria del Ganado. Nuestros vecinos, (con la memoria aún en activo) dicen que estaba ubicada en los terrenos, en los que actualmente se encuentra el Ayuntamiento.
Estas circunstancias de las dos ferias juntas, al igual que la de la capital, daban pie a la afluencia de público. Debido en parte a la masiva asistencia de tratantes de ganado, ganaderos y como no, mucha gente.
También cuentan que llegó a tener fama en el mundo de la farándula, dándose más de una vez, que cantaores de flamenco, tuviesen a bien, venir a la Feria de Bormujos para cantar.
En esas fechas ellos recuerdan que el alcalde era Ignacio Moreno y que fue en el mandato de Juan Gordillo, cuando se trasladó a la otra ubicación, le sucedió en la alcaldía Antonio Reina, siguiendo en el mismo lugar y, fue en el mandato de Baldomero Gaviño cuando se efectuó el nuevo cambio, que según multitud de fuentes consultadas, jamás debería de haberse hecho.
Con el cambio, también llegó (lo que pasa siempre en los cambios) la perdida de algo y, en nuestro caso, fue perderse la Feria del Ganado.
Sin embargo este dato no restó público. Quizás al darle otro enfoque con la participación de las casetas de peñas y familiares, atrajo a otro tipo de gente y no por menos interesantes.
Aquí en esta parte quiero meter un poema (según dice su autor), Baltasar Caro Cabello, conocido por el “grande”, hermano de Antonio el “sopa” y casado con Rosa, hija del “calvo”. Pongo estos datos por no perder la hegemonía del blog, dedicado a los motes de nuestro pueblo. Y dice así.
“Esta noche voy a salir
“con mis niños a dar un paseo.
“Por la feria de Bormujos,
“que para mí es un museo.
“Vaya una feria con arte,
“tiene gracia y alegría
“así es la feria de mi pueblo
“la mejor de Andalucía.
“¿Y si vieras las casetas adorná?
“Es la feria de Sevilla
“en miniatura y ya está.
Pues así debió de quedarse, porque al parecer los grandes espacios, sólo conllevó, a creernos nosotros mismos, el que cada vez asistía menos público. Bormujos ya en las fechas de este nuevo cambio de lugar, había aumentado considerablemente en habitantes, pero no nos confundamos, habitantes sí, pero participantes en la feria u otros eventos del pueblo, aún hoy en día, son los mínimos. Quiero decir con esto, que si nos fijamos bien, tanto en las casetas como en la participación, somos mayoría, aún siendo una minoría en el número de habitantes actuales. Lo que es lo mismo, que asisten a la feria los de siempre. ¿ No han notado ustedes, por poner un ejemplo, cuando vamos al médico, que de diez que hayan esperando el número, sólo dos o tres nos conocemos?, pasa lo mismo en el autobús y así en todos los aspectos.
Luego nos da que pensar en los comentarios de las personas mayores (que por sus años saben más), deberíamos de habernos quedado tal como estábamos. Al final si nos paramos a contar los asistentes en la Feria, somos los mismos de aquella, que tenía la entrada, entre la casa del Antonio el “colorao” y la de Enrique el “matrón.
Entonces sí que veíamos una feria repleta de gente y, es que en este aspecto, no somos ni más ni menos, que como el resto de los humanos. Más de uno de los que lean esta nota sabrán lo que les voy a poner como ejemplo. En Sevilla hay un bar muy significativo, llamado “Echate-payá”, debido a lo pequeño y estrecho que es, pues bien el dueño viendo el aumento cada día más enorme de clientes, optó por hacerse de un local, (casi diez veces del anterior) para mejor, según creía él. Y por el contrario, fue al revés, en el nuevo emplazamiento estaba siempre casi vacío. Hay un dicho popular…¿Dónde va la gente? Pues ni más ni menos que adonde hay gente. A nosotros entonces los comentarios dirían…”que de gente había anoche en la feria de Bormujos” en la que la portada estaba en la carretera de Mairena y los puestos de turrón, estaban adosados literalmente en mi fachada. Hoy en día decimos, cada vez hay menos casetas y menos gente.
Para no cansar pienso y digo a quién compete o lleve estos temas en el nuevo Ayuntamiento, que tendrán que hacer una reflexión e ir pensando de alguna manera en hacer un reciclaje o una nueva composición de la misma, si no quiere que el deterioro llegue a otros extremos. Otro dato en contra quizás haya sido el cambio (tan polémico) de las fechas, al quitar la tan arraigada en el tiempo, Feria de Agosto.
Particularmente pienso, que si en nuestro pueblo ésta circunstancia se ha dado en un estamento tan importante, como la Parroquia de Ntra. De la Encarnación. La cual que tras treinta y tantos años de deterioro, se ha podido reciclar en menos de un año. ¿Por qué un Ayuntamiento no puede hacer lo mismo, teniendo incluso más factores de atracción para la juventud, (tan falta en la mencionada feria) al ser ellos el futuro de la continuidad de la misma?

Nota: Esta es, una modesta opinión particular. Pero si el pueblo pudiese expresar su opinión, quizás el Ayuntamiento, se sentiría con el apoyo suficiente, para efectuar los cambios necesarios.


--

martes, 5 de julio de 2011

En Misa y Repicando...

Este dicho popular, se dice siempre cuando se quiere estar en dos sitios a la vez y , sólo estás en uno. Ese es mi caso.
Tanto tiempo esperando aquel Corpus añorado y el destino quiso hacerlo coincidir con mi peregrinación a Lourdes. Por eso he puesto el título de la entrada.
Ya el día antes de la salida a Lourdes, estuve asistiendo al triduo al Santísimo y pude disfrutar al ver la Custodia confeccionada por “Juanito la Salvaora”, por fin en su lugar correspondiente, el paso de salida. Se notaba en las caras de la gente y sobretodo en la de Manuel Jesús el entusiasmo y el gozo del objetivo conseguido. El trajín era intenso, por un lado la preparación del paso de la misma y por el otro el “pasito pequeño” de Santo Domingo. Hasta allí en Lourdes nos llegó la noticia del esplendor de nuestro Corpus, a pesar (me imagino) del calor abrasador de ese sábado. Nosotros también (en un lugar como Lourdes) sentimos ese calor agobiante, no propio allí según los lugareños, desde hacía muchos años.
Así que otro año será y esperemos que no coincidan ambas cosas, porque lo que yo tengo claro es, que aunque ya habíamos estado hace 14 años allí, (de turismo) nuestra primera peregrinación ha sido ésta y, de la cual quiero hacer hincapié a todos los que nunca la hicieron, para que la experimenten. Al decir mi “primera” es, porque quiero seguir haciéndola todos los años (si las circunstancias lo permiten), la vivencia ha sido muy intensa y emotiva.
Mi amigo Andrés Alcantarilla, me lo dijo muchas veces, pero yo no le hacía mucho caso. Ahora le comprendo. Allí te olvidas de: tus males, dolores, penas, sufrimientos. Allí le das más valor a lo que tienes: tu casa, tu esposa, tus hijos, tu familia. Allí te centras sólo en mirar el lugar pequeño y recóndito de la roca, donde se encuentra Ella. Lo grandioso del recinto: la Basílica, la monumental Capilla Subterránea (con capacidad para 10.000 personas), la Capilla de la Adoración, la explanada de las procesiones (Corpus o Rosario de las Antorchas) e incluyendo la Pradera o los Baños, pues bien, nada es nada. Porque lo más significativo y asombroso es ver a la Madre de Jesús, sola, tal cual se apareció en aquel saliente de la roca.
Da gusto: ver, sentir y estar, los tres verbos juntos, aplicarlos cuando éstas frente a Ella en Lourdes. Parece mentira e increíble, cómo en tan reducido espacio, es capaz de albergar tanta: emoción, devoción, admiración. La Gruta es pequeña, pero la explanada es enorme, sin embargo, pases a la hora que pases (tanto de día como de noche) siempre está llena de gente y el silencio sepulcral, te invade y te hace reflexionar y como no, rezar.
Lo que quiero decir con esto es, que a pesar de la magnitud y grandiosidad del entorno, (creado claro está, para albergar a tantísima gente de todo el mundo) repito, nada es nada sin la Roca donde está la Virgen.
Nunca pensé que a estas alturas de la vida, pudiese sentir y emocionarme, como lo he hecho. Esa sensación sólo lo sentí una de las dos veces que fui al Rocío andando en Febrero y, como hacía ya tanto tiempo, casi no me acordaba, pero al sentir una especie de escalofrío, inmediatamente asocié los dos momentos.
Los compañeros del Coro ya se encargaron de irme metiendo el gusanillo en el cuerpo, sobre esas sensaciones, experimentadas por ellos en los años anteriores. Sin embargo al final descubres, que solo tú eres el que tienes que sentirlas. Así que os recomiendo que vayáis y que como dice mi amiga Rosarito cuando le preguntan, “no es para contarlo, hay que vivirlo”. Al nombrar a Rosarito, quiero resaltar, que con ésta peregrinación, me ha hecho comprender mejor a los peregrinos del Rocío, cuando dicen que las vivencias del camino, te hacen conocer intensamente a las personas y que se pueden hacer unos amigos, que perduran en el tiempo. Mi experiencia con ella fue así, con su permiso digo, que a partir de ahora, siempre habrá, un antes y un después.
Cuando me animaban para cantar en el coro, yo casi no me creía lo que se podía sentir, pero estaba equivocado totalmente. Representar a Sevilla en tan magno lugar, es indescriptible la emoción y no solo tú gozo personal. Lo más importante es ver el gozo y la alegría en el rostro de los enfermos, cuando (cada uno a su nivel) co-participaban con nosotros. Desde aquí algo importante que destacar es: la labor y el cariño de los cuidadores y hospitalarios, para con los enfermos.

Importante también la organización, de hecho nos informo Carlos, que para mantener todo el Santuario en orden, hay trabajando 400 personas y con los tiempos que corren, que mejor que dar trabajo a tantas familias. En el recinto todo está preparado para el disfrute y comodidad de los peregrinos. Existen cantidad de bancos para que la gente se siente, un sinfín de fuentes de agua fría en todos los recorridos y, servicios o lavabos bien cuidados. E incluso para cualquier persona que por su estado físico no pudiese caminar, le proporcionan un carrito, cual si de un enfermo más se tratase.

En fin que más decir…lo mejor…es…ir…