“Extraordinario”
Extraordinario,
¿Y que no es, de un tiempo a esta parte en nuestro pueblo,
extraordinario?
Pienso
que extraordinario lo es, precisamente, todo. Si enumeramos una por una cada
cosa, extraordinaria, no acabaríamos nunca. El año pasado todo era, nuevo.
Ahora en el 2012, todo es extraordinario. Quizás para el próximo le pongamos otro sinónimo.
El Señor delante del Sagrario.
Si
empezamos por la “Venida del Señor”, a su casa como dicen nuestras Hermanas
Dominicas, al referirse al Señor e iniciar desde su Convento el Vía Crucis. Yo
destacaría, que lo “extraordinario”, estriba en la gran magnitud de acto en sí.
Ya que con tal motivo ha servido, para unir más, a ese sector de Bormujeros,
que por estar ubicada su vivienda en esa franja perteneciente al pueblo.
Siempre han estado un poquito, “casi al margen”, precisamente por eso. Ser una
mínima parte de un todo. El todo, Nueva Sevilla. La cuñita, Bormujos. Ellos si
querían ver al Santísimo Cristo y Nuestra Señora de los Dolores, se tenían que
desplazar. Como si viniesen de otro pueblo. Así con éste acercamiento del Señor
con motivo del Vía Crucis “extraordinario”, se han visto (por decirlo de algún
modo) agasajados, por primera vez, desde que se casaron y se fueron a vivir
allí.
El Señor a su paso por delante del Convento.
Las
exclamaciones de ellos eran casi iguales a las de las monjas. Los dos sectores,
se sentían privilegiados. Dándoles la verdadera importancia a la “Venida del
Señor”. ¡Ya era hora!, ¡Que alegría!, ¡Señor, el año que viene, queremos que
venga la Virgen!...
Nuestra Señora de los Dolores.
La
salida a la calle del Cristo de la Vera- Cruz, siempre tuvo mucha expectación y
atrajo a todos los Bormujeros, que por las circunstancias de la vida, se
tuvieron que ir a vivir a otros pueblos. Pues, esa noche del viernes, todos
estaban allí. Los de: Nueva Sevilla, Tomares, Gines, Castilleja… Todos.
Impresionante la visión del Señor, por los niños y las monjas.
Si
seguimos hablando de cosas extraordinarias de este año. La primera fue a
mediados de Enero, cuando por fin y tras veinte años de espera. La Hermandad
del Santísimo, ya tenía identidad propia. Una junta de gobierno, votada y
elegida, por los propios hermanos.
Extraordinario
fue también la bajada del altar del camarín de Nuestra Señora de los Dolores
por este motivo y, el haber encontrado entre los baúles de la Parroquia, un
manto antiguo bordado en oro, por un afamado orfebre de Sevilla. Cuyo manto
lució ese mismo día en la eucaristía conmemorativa.
Bién podriamos decirle, como los de Lepe a su patrona.
Bella.
Extraordinario
también, saber que el paso de la Santísima Virgen de los Dolores, saldrá en
procesión el miércoles santo, por primera vez bajo palio. Quedando atrás tantas
incertidumbres con respecto al “temita de la puerta”.
Así
que de ahora en adelante tendremos que valorar, todo lo extraordinario que nos
acontezca. Eso mismo que pensaron nuestros vecinos del extra-radio el viernes.
También lo habrán pensado, todos los “extras”, de todos los pueblos y ciudades,
creyéndose: apartados, marginados, excluidos… Yo particularmente excluiría eso,
la palabra de “extraordinario” al referirse, a la Venida o Llegada, del Señor,
a su casa.
Si
pensamos estricto en el sentir del cristiano, Cristo, siempre está en el
interior de cada cual. Luego entonces la “palabrita” (del “extra”), sobra.
Porque lo esencial será el tenerlo, “extraordinariamente”, siempre.
Si
siguiéramos con las “palabritas” utilizadas en el argot cofradiero de Sevilla u
otras ciudades. Yo también particularmente erradicaría, otra. La que, al
referirse al nombre de las imágenes de la Hermandad, los nombran como, “titulares”.
Sé que a muchos les parecerá raro, pero es mi forma particular de verlo.
Es lo que siento y, no precisamente de ahora, lo ha sido de siempre. Pienso que
se deberían de utilizar otros sinónimos, si no quieren nombrar el nombre del
Señor y la Santísima Virgen, tantas veces en un mismo párrafo. A los que lo
hacen, les parecerá muy repetitivo el hacerlo con todas las letras. Aún siendo
mejor el que al repetirlo tantas veces necesarias, se les fuesen quedando todos
los adjetivos atribuidos, a la vida y muerte de Nuestro Señor. Y no acabar tan rápido
con lo de “nuestro titular”.
De
todas formas para terminar yo lo destacaría todo, empezando por el jueves con
la llegada del Señor al Convento. Y el culmen de todo, la Eucaristía del
viernes y el posterior Vía- Crucis, arropado en todo momento por el pueblo en
ambos días.
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