Esperando
la venida del Señor. Así estaban ayer nuestras queridas Hermanas Dominicas, en
su Convento. Estaban nerviosas, se les notaba el ansia que tenían por sentir,
la llegada del Santísimo Cristo de la Vera-Cruz a su casa. Los nervios, las hacía asomarse por la reja, para tratar de acortar las distancias para recibirlo.
Todos
los días después de la Eucaristía, ellas, junto con un grupo de feligreses, se
quedan rezando las oraciones de cada tarde. Pues incluso en esas oraciones, que
rutinariamente hacen cada día, se les notaba el nerviosismo. Como si fuesen
niñas, en la noche previa a su primera comunión.
Nuestro Señor, es portado a hombros para subirlo al Altar.
El
motivo, no era para menos, les llegaba por primera vez, la visita del Señor de
Bormujos. Aunque ellas siempre han estado pendiente de cada acontecimiento que pasaba en Nuestra Parroquia. No en vano, desde que se fundó la Hermandad del Rocío, cada año de peregrinación, le han llevado la Carreta con el Simpecado de la Virgen, hasta la puerta del Convento. Día
que las Hermanas aprovechaban, para disfrutar con el poder cantarle la Salve, junto con la "pegtalada de flores" desde su terraza.
Sin
embargo la visita Del Padre, como ellas dicen a su casa, era lo máximo que les
podía pasar, después de llevar casi 40 años en nuestro pueblo. Y más si cabe, al poder tenerlo para ellas solas, un día entero.
Bella imagen del Santísimo Cristo de la Vera Cruz
En el Altar Mayor del Monasterio.
Nuestra Señora de los Dolores
Aunque en principio se pensó que las Hermanas Dominícas, serían las portadoras del Cristo en su primera estación, desde la Capilla del Convento al Geriátrico. Una cosa, son las ganas y el fervor y, otras son las leyes internas de las Comunidades de Clausuras como ellas. De todas formas estaban contentas y satisfechas de haber tenido ese inicio de la Cuaresma, tan emotivo e inesperado.
Como muestra de ello sirva, como siempre "un botón". La cara de una de las monjas más jóvenes de la congregación. Tratando de retener al Señor el máximo de tiempo posible, cerrando los ojos, como si con este gesto, lo tuviese sólo para ella.
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