domingo, 16 de octubre de 2011

La Gran Olvidada


Siempre procuro al poner el título a la entrada, tener relación con lo que quiero describir y más este caso concreto. 

Quiero referirme a mi amiga Genara  Cuevas Moreno. Una persona que pasó de ser, casi imprescindible, allá por la década de los sesenta, con  su trabajo en aquel añorado (y más en estos tiempos de crisis) almacén.

La palabra “almacén”, en sí, no deja de ser un lugar donde se almacenan infinidad de artículos. Bien podría ser: para una tienda, un supermercado o para los aperos de labranza… Sin embargo en nuestro caso, el “almacén”, era el nombre que nosotros le decíamos al centro de trabajo, ubicado al final de la antigua calle Millán Astray, actualmente calle, El Prado. Dedicado al aderezo de las aceitunas de mesa. Aceitunera del Aljarafe.

En este centro es donde nuestra vecina y amiga Genara, ejercía su trabajo, como administrativa.  Durante los casi ocho años,  tiempo que duró  (por decirlo de algún modo) lo bueno.  Tiempos en los que, más si cabe, que los de ahora con el tema del trabajo. El Bormujos que se nos fue, disfrutó de aquella, bonanza. El trabajo para cuatrocientas personas empleadas, unas fijas y otras trabajando a destajo.

Una década en la que en nuestro pueblo se construyeron muchas casas.  En aquel entonces, no se construía, tan fácilmente una barriada detrás de la otra. La gente se compraba primero el solar y, después poco a poco, se hacían su casa. Debido está que fue por la “bonanza del almacén”. Dándose la circunstancia de que en algunas casas, había varios familiares trabajando en el mismo.

Y era ahí donde en esa época, Genara, estaba súper solicitada. Todo el mundo quería trabajar y, que mejor que ir en busca de ella, para que de alguna manera, (le echase una mano) por su proximidad con el Gerente. Este pudiese de algún modo intentar en las próximas listas de llamadas de personal, meter a: su hija, su nuera, su nieta, su hermana…

Pero lo bueno dura poco, como se suele decir siempre. Ocho años que dio para mucho. Pero se nos escapó y todo fue “visto y no visto”. Nunca mejor dicho, porque quizás fue: por la mala gestión; por tratar de dar “gato por liebre”; o por ambas cosas juntas. El caso es, que aunque lo viéramos venir, nunca nos pensamos que llegaría ese día.  Y  llegó por desgracia para las bocas que alimentaban, los cuatrocientos empleados, que en momentos puntuales trabajábamos allí.

Y como en la película aquella también de esa época…”Lo que el viento se llevó”. Tuvimos que ir forzosamente olvidándonos. Y siguiendo el guión de la misma, queriendo olvidar lo malo y, al mismo tiempo, retener en la memoria, lo bueno.

Remitiéndonos  a ella, tras ese apoteósico evento vivido durante ese periodo de tiempo.  Pasó a ser… La Gran Olvidada… Debido es a su dedicación absoluta. El cuidado de su familia. Sus padres y hermanos. Primero murió su padre, varios años más tarde lo hizo su madre y actualmente, (tiene la exclusiva) el cuido de su hermana Candelaria, que todos sabéis cual es el problema. Persona dependiente de casi de todo.

Ésta dedicación, quizás absorbente para ella. Haya servido para desarrollar, esa vena artística y literaria, que le sale por los cuatro costados de su cuerpo.


Los Geranios le encantan


Entre un sinfín de poesías y escritos a sus: familiares, amigos, vecinos…Siempre predominan los dedicados a su Madre. Al ponerme al habla con ella, me presentó un cuaderno antiguo, escrito de puño y letra por ella, con todos sus escritos. De los cuales he cogido tres, dos dedicado a Reyes, su madre y otro a su hermana Candelaria.



1º.-  “A mi madre”

¡Ay qué triste son tus días madre! Quién te los quitara
Y a cambio de tantas penas, tú encontraras esa esperanza

Que la estuviste buscando, en ésta tu vida larga
Con tus muchas primaveras, antorcha que no se apaga

¿Por qué las aves al trinar, no conocen la nostalgia
Y tú siendo más que ellas, buscas la paz y no la hallas?

A las flores tengo envidia, porque son muy bien tratadas
Y su sitio siempre está, en lo mejor de la casa

Y tu venerable anciana, de cabellos negros y platas
Siendo una rosa perpetua, siempre estás muy deshojada

Me pregunto al meditar ¿porqué a ti tanta desgracia?
¡Señor, como a Job la prueba y ella llora, está cansada!

Que misterio Madre mía, quiero saber y no sé nada
Y a ti Dios yo te diría, hablándote con el alma

Que aunque torcido, tú escribas con renglones que bien marcan
Mi  frágil naturaleza, no entiende ni una palabra.

En el año 1991 siendo el día de la Candelaria, onomástica de su hermana, le dedicó el siguiente, basándose en el “pequeño mundo” de ella. Su casa y su Iglesia.

¡Felicidades hermanita! Quiero hoy de ti acordarme,
Dedicándote un poema, que a lo mejor no me sale.

Para que las musas vengan, si es que quieren ayudarme
Escucharé las campanas, seis y media de la tarde.

Hora que me desconcierta, pues siempre tengo que hacer
Y llegando nuestra amiga, se tira todo y,  a correr.

Y al templo vamos contentas, las vírgenes y los arcángeles
Pepa con su pañoleta y, su bufanda para el aire.

Al llegar al santo lugar, la emoción me conmueve
“Cagancho” lee las lecturas y, Félix las velas enciende.

“Rubialita” algo nerviosa, se pone a mirar altares
La risa loca le entra, sus zapatos desiguales.

En el suelo cae la Pepa, porque la pobre no ve
Se levanta presurosa, cuando la quise coger.

Y me dice muy orgullosa, yo no me caigo mujer
Es que quise comprobar, que no me dolían los pies.

Teresita y Catalina, son devotas puntuales
También algunas lunáticas, a Dios acuden a hablarle.

El pesimismo de Rita, contemplando a estos mortales
Dominga ríe en su silla, con sus piernas ya mortales.

En el lateral de las Nieves, está la Niña Anita y su comadre
Llegan siempre muy temprano, dándoles lugar si cabe
Hasta de dormirse la siesta, en esa soñolienta tarde.

Se me olvidaba nombrar, a un alma de mujer:
Dolores  “critobalina”, compañera también es.

De éste coro de almas buenas, con su presencia constante
Son estrellas que iluminan, ráfagas de penas y males.

Y ésta fue mi poesía, que yo quise ofrecer
Monotonía de la vida, ¡ay!, antesala de vejez.

Ese mismo año y siendo el 15 de Agosto, día de la Virgen de los Reyes, le compuso otro a su Madre, como felicitación.

Dedicado a mi madre en su santo.

Patrona de mi Sevilla, Virgencita de los Reyes
Que en la mañana agosteña, el sol te besa tu frente

Cuando sales a pasear, sonríe a tus hijos fieles
Que del Aljarafe llegan, cansados de andar por verte

Para decirte señora, que le des salud y suerte
Son peticiones del alma, tradiciones de su gente

Que en noche de clara luna, cuando el olivar ya duerme
Nunca faltaron a esa cita, los que de verdad te quieren

Quisiera ser yo, la brisa que tu carita tocase
Y estando tan cerquita, poderte pedir para mi Madre

Un nardo que tú me dieras, con su perfume grande
Porque Reyes ella se llama y como tú, es buena madre


                                              Otras de sus pasiones, las flores en el patio



Cada día me siento más orgulloso de haber encontrado, a estas personas: anónimas, olvidadas o tímidas, que por las circunstancias de la vida, jamás tuvieron la oportunidad de dar a conocer su legado. Unos  con más preparación. Otros con menos, pero todos al unísono con las mismas características, expresar sus sentimientos y sus fantasías a través de la escritura o como en el caso de Baltasar, con su memoria. Lo que si tengo claro es, que desde ahora en adelante no los voy a perder de vista. Iré de vez en cuando metiendo cositas de ellos.

1 comentario:

maria Luisa García dijo...

Nunca escribí un comentario en ninguna página de internet pero tratándose de Genara diría que es una persona muy generosa y fina, siempre se olvido de ella para dedicarse a los demás. Desde estas tierras lejanas mi admiración y mi cariño a ella.