Siempre procuro al poner el título a
la entrada, tener relación con lo que quiero describir y más este caso
concreto.
Quiero referirme a mi amiga Genara Cuevas Moreno. Una persona que pasó de ser,
casi imprescindible, allá por la década de los sesenta, con su trabajo en aquel añorado (y más en estos
tiempos de crisis) almacén.
La palabra “almacén”, en sí, no deja
de ser un lugar donde se almacenan infinidad de artículos. Bien podría ser:
para una tienda, un supermercado o para los aperos de labranza… Sin embargo en
nuestro caso, el “almacén”, era el nombre que nosotros le decíamos al centro de
trabajo, ubicado al final de la antigua calle Millán Astray, actualmente calle, El Prado.
Dedicado al aderezo de las aceitunas de mesa. Aceitunera del Aljarafe.
En este centro es donde nuestra
vecina y amiga Genara, ejercía su trabajo, como administrativa. Durante los casi ocho años, tiempo que duró (por decirlo de algún modo) lo bueno. Tiempos en los que, más si cabe, que los de
ahora con el tema del trabajo. El Bormujos que se nos fue, disfrutó de aquella,
bonanza. El trabajo para cuatrocientas personas empleadas, unas fijas y otras
trabajando a destajo.
Una década en la que en nuestro
pueblo se construyeron muchas casas. En
aquel entonces, no se construía, tan fácilmente una barriada detrás de la otra.
La gente se compraba primero el solar y, después poco a poco, se hacían su
casa. Debido está que fue por la “bonanza del almacén”. Dándose la
circunstancia de que en algunas casas, había varios familiares trabajando en el
mismo.
Y era ahí donde en esa época,
Genara, estaba súper solicitada. Todo el mundo quería trabajar y, que mejor que
ir en busca de ella, para que de alguna manera, (le echase una mano) por su
proximidad con el Gerente. Este pudiese de algún modo intentar en las próximas
listas de llamadas de personal, meter a: su hija, su nuera, su nieta, su
hermana…
Pero lo bueno dura poco, como se
suele decir siempre. Ocho años que dio para mucho. Pero se nos escapó y todo
fue “visto y no visto”. Nunca mejor dicho, porque quizás fue: por la mala
gestión; por tratar de dar “gato por liebre”; o por ambas cosas juntas. El caso
es, que aunque lo viéramos venir, nunca nos pensamos que llegaría ese día. Y
llegó por desgracia para las bocas que alimentaban, los cuatrocientos
empleados, que en momentos puntuales trabajábamos allí.
Y como en la película aquella
también de esa época…”Lo que el viento se llevó”. Tuvimos que ir forzosamente
olvidándonos. Y siguiendo el guión de la misma, queriendo olvidar lo malo y, al
mismo tiempo, retener en la memoria, lo bueno.
Remitiéndonos a ella, tras ese apoteósico evento vivido
durante ese periodo de tiempo. Pasó a ser…
La Gran Olvidada… Debido es a su dedicación absoluta. El cuidado de su familia.
Sus padres y hermanos. Primero murió su padre, varios años más tarde lo hizo su
madre y actualmente, (tiene la exclusiva) el cuido de su hermana Candelaria,
que todos sabéis cual es el problema. Persona dependiente de casi de todo.
Ésta dedicación, quizás absorbente
para ella. Haya servido para desarrollar, esa vena artística y literaria, que
le sale por los cuatro costados de su cuerpo.
Los Geranios le encantan
Entre un sinfín de poesías y
escritos a sus: familiares, amigos, vecinos…Siempre predominan los dedicados a
su Madre. Al ponerme al habla con ella, me presentó un cuaderno antiguo,
escrito de puño y letra por ella, con todos sus escritos. De los cuales he
cogido tres, dos dedicado a Reyes, su madre y otro a su hermana Candelaria.
1º.-
“A mi madre”
¡Ay qué triste son tus días madre!
Quién te los quitara
Y a cambio de tantas penas, tú
encontraras esa esperanza
Que la estuviste buscando, en ésta
tu vida larga
Con tus muchas primaveras, antorcha
que no se apaga
¿Por qué las aves al trinar, no
conocen la nostalgia
Y tú siendo más que ellas, buscas la paz y no la hallas?
A las flores tengo envidia, porque
son muy bien tratadas
Y su sitio siempre está, en lo mejor
de la casa
Y tu venerable anciana, de cabellos
negros y platas
Siendo una rosa perpetua, siempre
estás muy deshojada
Me pregunto al meditar ¿porqué a ti
tanta desgracia?
¡Señor, como a Job la prueba y ella
llora, está cansada!
Que misterio Madre mía, quiero saber
y no sé nada
Y a ti Dios yo te diría, hablándote
con el alma
Que aunque torcido, tú escribas con
renglones que bien marcan
Mi
frágil naturaleza, no entiende ni una palabra.
En el año 1991 siendo el día de
la Candelaria, onomástica de su hermana, le dedicó el siguiente, basándose en
el “pequeño mundo” de ella. Su casa y su Iglesia.
¡Felicidades hermanita! Quiero hoy
de ti acordarme,
Dedicándote un poema, que a lo mejor
no me sale.
Para que las musas vengan, si es
que quieren ayudarme
Escucharé las campanas, seis y media
de la tarde.
Hora que me desconcierta, pues
siempre tengo que hacer
Y llegando nuestra amiga, se tira
todo y, a correr.
Y al templo vamos contentas, las
vírgenes y los arcángeles
Pepa con su pañoleta y, su bufanda
para el aire.
Al llegar al santo lugar, la emoción
me conmueve
“Cagancho” lee las lecturas y, Félix
las velas enciende.
“Rubialita” algo nerviosa, se pone a
mirar altares
La risa loca le entra, sus zapatos
desiguales.
En el suelo cae la Pepa, porque la
pobre no ve
Se levanta presurosa, cuando la
quise coger.
Y me dice muy orgullosa, yo no me
caigo mujer
Es que quise comprobar, que no me
dolían los pies.
Teresita y Catalina, son devotas
puntuales
También algunas lunáticas, a Dios
acuden a hablarle.
El pesimismo de Rita, contemplando a
estos mortales
Dominga ríe en su silla, con sus
piernas ya mortales.
En el lateral de las Nieves, está la
Niña Anita y su comadre
Llegan siempre muy temprano,
dándoles lugar si cabe
Hasta de dormirse la siesta, en esa
soñolienta tarde.
Se me olvidaba nombrar, a un alma de
mujer:
Dolores “critobalina”, compañera también es.
De éste coro de almas buenas, con su
presencia constante
Son estrellas que iluminan, ráfagas
de penas y males.
Y ésta fue mi poesía, que yo quise
ofrecer
Monotonía de la vida, ¡ay!, antesala
de vejez.
Ese mismo año y siendo el 15 de
Agosto, día de la Virgen de los Reyes, le compuso otro a su Madre, como
felicitación.
Dedicado a mi madre en su santo.
Patrona de mi Sevilla, Virgencita de
los Reyes
Que en la mañana agosteña, el sol te
besa tu frente
Cuando sales a pasear, sonríe a tus
hijos fieles
Que del Aljarafe llegan, cansados de
andar por verte
Para decirte señora, que le des
salud y suerte
Son peticiones del alma, tradiciones
de su gente
Que en noche de clara luna, cuando
el olivar ya duerme
Nunca faltaron a esa cita, los que
de verdad te quieren
Quisiera ser yo, la brisa que tu
carita tocase
Y estando tan cerquita, poderte
pedir para mi Madre
Un nardo que tú me dieras, con su
perfume grande
Porque Reyes ella se llama y como
tú, es buena madre
Cada día me siento más orgulloso de
haber encontrado, a estas personas: anónimas, olvidadas o tímidas, que por las
circunstancias de la vida, jamás tuvieron la oportunidad de dar a conocer su
legado. Unos con más preparación. Otros
con menos, pero todos al unísono con las mismas características, expresar sus
sentimientos y sus fantasías a través de la escritura o como en el caso de
Baltasar, con su memoria. Lo que si tengo claro es, que desde ahora en adelante no los voy a perder de vista. Iré de vez en cuando metiendo cositas de ellos.
1 comentario:
Nunca escribí un comentario en ninguna página de internet pero tratándose de Genara diría que es una persona muy generosa y fina, siempre se olvido de ella para dedicarse a los demás. Desde estas tierras lejanas mi admiración y mi cariño a ella.
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