viernes, 14 de octubre de 2011

La Convivencia...

El sábado pasado día 8, tuvo lugar el encuentro o convivencia, de los mayores de Bormujos, entre los que me encuentro yo. En la Casa de la Hermandad del Rocío.

Nunca antes fui, primero, porque siempre creí, que era para mayores   de 65. Hoy día y hasta que la ley lo permita, nos podemos jubilar antes, como es mi caso. Acudí tarde y casi cogí las plazas de “milagro”. No sé si será mi vista, que cada vez veo menos o es que la realidad es otra. El caso es, que en la convivencia había más gente, cercana a mi edad, que los mayores que yo imaginaba.

Salimos de Bormujos  aproximadamente a las 9.15, llegando casi a los 45 minutos.

Como niños que van de excursión, (diría yo) íbamos en el autobús. Contando infinidad de anécdotas y correrías antiguas. Sin embargo, nada más vislumbrarse en el horizonte, la espadaña de la Ermita, le entró a la gente “el júbilo”, ¡Ya está ahí!, ¡Ya se ve!, ,¡Ay Virgencita!.  Yo pensé que ante tamañas exclamaciones, iríamos directo a ver a la Santísima Virgen.



No fue así, nos llevaron justo al aparcamiento del autobús, debajo del “eucaliptal”, situado frente a la Casa Hermandad. Y es ahí, donde las exclamaciones, cambiaron de sentido. Ahora solo decían, ¡La mesa!, ¡Ya está la mesa puesta! Como dije anteriormente, “como niños”, a tropel bajamos del “coche casi corriendo”, para coger una mesa, creyéndonos quizás por eso, que si no lo hacíamos así, no comeríamos. “Cosas de Niños”.

La Junta Directiva de la Hermandad y varios hermanos, estaban esperándonos, precisamente con la mesa puesta y que en ningún momento del día, nos dejaron desatendidos. A nadie le faltó de nada, todo el mundo comió lo que quiso, pudiéndose repetir, tanto en el desayuno como en el almuerzo, cuantas veces hubiéramos querido. Como si de una boda o reunión familiar se tratase, había “barra libre”, forma nueva de decir, que toda la bebida era gratis.



Por fin después del desayuno fuimos a ver a la Virgen. Como siempre la Ermita estaba llena de gente. Si cabe más al ser día de bodas. Yo comprendo que la gente quiera casarse en el Santuario, ante la Virgen del Rocío. Y que las bodas conlleven en sí, el trasiego de la gente de un lado a otro con las fotos y los abrazos. Pero por lo menos un mínimo de respeto. ¡Es la casa de Dios!, en el Rocío: en la Macarena o en el Gran Poder!

Sin embargo con el solo hecho de arrimarte a la reja que separa el atrio del altar, del resto del Santuario, eso es otra cosa. La Virgen está ahí.

La mirada serena de la Santísima Virgen del Rocío, penetra tan dentro de cada uno, que hace inhibirte del jaleo de alrededor. Ella consigue que cada cual, albergue en su interior, una “capillita muy especial”, donde estar a solas y, poderle: rezar,  pedir, suplicar, llorar o darle gracias.
Nadie se puede extrañar de ver la Ermita así, con tanta gente entrando y saliendo. Pero por lo menos,en un día cualquiera del año,la dirección siempre es la misma, la reja. Una vez que cruzas el dintel de la entrada, todas las miradas tienen un punto fijo..La Blanca Paloma.

Como no, también estuvimos viendo la marisma (sin agua), pero igual de bonita y con un montón de caballos, allá en la lejanía.  Hoy con el “zum” de las cámaras fotográficas, atraemos como si fuese un imán, las imágenes, hasta casi tocarlas con la mano.



Tras el recorrido por los alrededores de la Ermita. Vuelta como “niños locos, otra vez, después del recreo”, (por decirlo de algún modo) a comer el almuerzo. Una paella estupenda, hecha según comentaban allí, por los hermanos; Manolo y Félix, de la “Gabriela”.

En el plano de “amenización”, tuvimos  a “Oleja”, que es como decir, una maquina de confeccionar: chistes, parodias teatrales y vivencias propias. Deleitó al público que ya con la barriga llena, trataba de acomodarse lo mejor posible. Él con su actuación trató así de evitar que se durmiesen después de la comilona. Entre ocurrencias y anécdotas, se llegó a la merienda. Como les dije al principio, “no nos faltó de na”. Al igual que por la mañana, daban café con leche y copitas de aguardiente y, un dulce a elegir, entre varios.

La gente creo que todas, salvo excepciones, (como en todo), estarán contando como los “Rocieros”, los días y las horas que faltan, ellos para el próximo "Camino" y los mayores para el  próximo encuentro.



Para no faltar, no faltó, ni el regalo. También lo tuvimos. Muy bonito y sobre todo a destacar la moneda con la efigie de la Virgen del Rocío.
Como de mayores va el tema, mejor será terminar con unas coplillas que nuestro amigo Baltasar el de “cosita mala”, me ha dado, relativas al Rocío.

Escritas literalmente tal cual él las recita y dicen así:

“Este año  “pa” febrero
“yo tengo que ir al Rocío.
“Porque voy de promesa
“con unos amigos míos.

“A-levantate y no te “quees” dormío

"que tenemos que ir de promesa
“andando hasta el Rocío.

La otra dice:

“Con que alegría he “llegao”
“a campo de Tierra Santa
“con mucho camino “andao”.

“Camino que no me canso
“pa” cantarle sevillanas
“y romances rocieros
“a esa Virgen tan bonita
“que es la Reina de los Cielos.


Al finalizar el día los Vvivas a la Virgen y al Pastorcito Divino, fueron unánimes, terminando con un gran aplauso.
Aprovecho desde aquí para obsequiar tambén con un gran aplauso a todas las personas que hicieron posible ese encuentro, y darle gracias a la Virgen, de que a pesar de la asistencia de tanta gente, no ocurriese ningún percance, digno de mencionar.
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