Nunca
antes fui, primero, porque siempre creí, que era para mayores de 65. Hoy día y hasta que la ley lo
permita, nos podemos jubilar antes, como es mi caso. Acudí tarde y casi cogí
las plazas de “milagro”. No sé si será mi vista, que cada vez veo menos o es
que la realidad es otra. El caso es, que en la convivencia había más gente,
cercana a mi edad, que los mayores que yo imaginaba.
Salimos
de Bormujos aproximadamente a las 9.15, llegando casi a los 45 minutos.
Como
niños que van de excursión, (diría yo) íbamos en el autobús. Contando infinidad
de anécdotas y correrías antiguas. Sin embargo, nada más vislumbrarse en el
horizonte, la espadaña de la Ermita, le entró a la gente “el júbilo”, ¡Ya está
ahí!, ¡Ya se ve!, ,¡Ay Virgencita!. Yo
pensé que ante tamañas exclamaciones, iríamos directo a ver a la Santísima
Virgen.
No
fue así, nos llevaron justo al aparcamiento del autobús, debajo del
“eucaliptal”, situado frente a la Casa Hermandad. Y es ahí, donde las
exclamaciones, cambiaron de sentido. Ahora solo decían, ¡La mesa!, ¡Ya está la
mesa puesta! Como dije anteriormente, “como niños”, a tropel bajamos del “coche
casi corriendo”, para coger una mesa, creyéndonos quizás por eso, que si no lo
hacíamos así, no comeríamos. “Cosas de Niños”.
La
Junta Directiva de la Hermandad y varios hermanos, estaban esperándonos,
precisamente con la mesa puesta y que en ningún momento del día, nos dejaron
desatendidos. A nadie le faltó de nada, todo el mundo comió lo que quiso,
pudiéndose repetir, tanto en el desayuno como en el almuerzo, cuantas veces
hubiéramos querido. Como si de una boda o reunión familiar se tratase, había
“barra libre”, forma nueva de decir, que toda la bebida era gratis.
Por
fin después del desayuno fuimos a ver a la Virgen. Como siempre la Ermita
estaba llena de gente. Si cabe más al ser día de bodas. Yo comprendo que la
gente quiera casarse en el Santuario, ante la Virgen del Rocío. Y que las bodas
conlleven en sí, el trasiego de la gente de un lado a otro con las fotos y los
abrazos. Pero por lo menos un mínimo de respeto. ¡Es la casa de Dios!, en el
Rocío: en la Macarena o en el Gran Poder!
Sin
embargo con el solo hecho de arrimarte a la reja que separa el atrio del altar,
del resto del Santuario, eso es otra cosa. La Virgen está ahí.
La
mirada serena de la Santísima Virgen del Rocío, penetra tan dentro de cada uno,
que hace inhibirte del jaleo de alrededor. Ella consigue que cada cual,
albergue en su interior, una “capillita muy especial”, donde estar a solas y,
poderle: rezar, pedir, suplicar, llorar
o darle gracias.
Nadie se puede extrañar de ver la Ermita así, con tanta gente entrando y saliendo. Pero por lo menos,en un día cualquiera del año,la dirección siempre es la misma, la reja. Una vez que cruzas el dintel de la entrada, todas las miradas tienen un punto fijo..La Blanca Paloma.
Nadie se puede extrañar de ver la Ermita así, con tanta gente entrando y saliendo. Pero por lo menos,en un día cualquiera del año,la dirección siempre es la misma, la reja. Una vez que cruzas el dintel de la entrada, todas las miradas tienen un punto fijo..La Blanca Paloma.
Como
no, también estuvimos viendo la marisma (sin agua), pero igual de bonita y con
un montón de caballos, allá en la lejanía.
Hoy con el “zum” de las cámaras fotográficas, atraemos como si fuese un
imán, las imágenes, hasta casi tocarlas con la mano.
Tras
el recorrido por los alrededores de la Ermita. Vuelta como “niños locos, otra
vez, después del recreo”, (por decirlo de algún modo) a comer el almuerzo. Una
paella estupenda, hecha según comentaban allí, por los hermanos; Manolo y
Félix, de la “Gabriela”.
En
el plano de “amenización”, tuvimos a
“Oleja”, que es como decir, una maquina de confeccionar: chistes, parodias
teatrales y vivencias propias. Deleitó
al público que ya con la barriga llena, trataba de acomodarse lo mejor posible.
Él con su actuación trató así de evitar que se durmiesen después de la
comilona. Entre ocurrencias y anécdotas, se llegó a la merienda. Como les dije
al principio, “no nos faltó de na”. Al igual que por la mañana, daban café con
leche y copitas de aguardiente y, un dulce a elegir, entre varios.
La
gente creo que todas, salvo excepciones, (como en todo), estarán contando como
los “Rocieros”, los días y las horas que faltan, ellos para el próximo "Camino" y los mayores para el próximo encuentro.
Para
no faltar, no faltó, ni el regalo. También lo tuvimos. Muy bonito y sobre todo
a destacar la moneda con la efigie de la Virgen del Rocío.
Como
de mayores va el tema, mejor será terminar con unas coplillas que nuestro amigo
Baltasar el de “cosita mala”, me ha dado, relativas al Rocío.
Escritas
literalmente tal cual él las recita y dicen así:
“Este
año “pa” febrero
“yo
tengo que ir al Rocío.
“Porque
voy de promesa
“con
unos amigos míos.
“A-levantate
y no te “quees” dormío
"que tenemos que ir de promesa
"que tenemos que ir de promesa
“andando
hasta el Rocío.
La
otra dice:
“Con
que alegría he “llegao”
“a
campo de Tierra Santa
“con
mucho camino “andao”.
“Camino
que no me canso
“pa”
cantarle sevillanas
“y
romances rocieros
“a
esa Virgen tan bonita
“que
es la Reina de los Cielos.
Al finalizar el día los Vvivas a la Virgen y al Pastorcito Divino, fueron unánimes, terminando con un gran aplauso.
Al finalizar el día los Vvivas a la Virgen y al Pastorcito Divino, fueron unánimes, terminando con un gran aplauso.
Aprovecho desde aquí para obsequiar tambén con un gran aplauso a todas las personas que hicieron posible ese encuentro, y darle gracias a la Virgen, de que a pesar de la asistencia de tanta gente, no ocurriese ningún percance, digno de mencionar.
--
No hay comentarios:
Publicar un comentario