jueves, 28 de abril de 2011

Como la seda...

Como la seda va todo desarrollándose en el peregrinar nuevo de nuestro pueblo.
En la entrada anterior me refería a los “estrenos” que supuestamente íbamos a vivir, según fuesen pasando los días con sus diferentes acontecimientos.
Nuevo fue la procesión del miércoles santo (aunque repetido pero quiero resaltar) que en un conjunto fue distinto. Pasamos del hermetismo total a la fluidez y desenfado en la manera de ir la gente, acompañando en todo su recorrido a la Virgen y al Señor. Llegándose a superar en número de asistentes, tanto en la salida y sobretodo en la entrada, con demasía a los años anteriores. Luego lo del cambio en la hora fue un acierto total.
Los comentarios por el pueblo (todos favorables), se oían por todos los rincones. Comentarios como: ¡Qué bonito está todo!, ¡Qué de gente va ahora a misa todos los días!, ¡Qué bien estuvo lo de la resurrección del Señor, por la noche y con la candela!
Este comentario último me lo dijo mi amiga María “la faica” ayer. Y es que, aunque se sabía que en otras parroquias se hacían así la Pascua de Resurrección, en nuestro pueblo, eso quedó estancado en aquel “Bormujos que se nos fue”, como decía el título del último libro escrito sobre él.
Desde el año 1974 aproximadamente, en la Parroquia de San Jacinto de Triana, quizás fuese una de las primeras en celebrar la bendición del agua y del fuego nuevo, en la Pascua de Resurrección, en las mismas formas, en las que hoy (gracias a Dios), las imparte nuestro entrañable cura. De la mencionada Parroquia, perteneciente a la Comunidad de Hermanos Dominicos, tuvimos la suerte de conocer allí en esa fecha a Pedro León Moreno, sacerdote al cual se le ocurrió la idea de este tipo de celebración.
Sacerdote que al poco tiempo fue nombrado, como titular de la Parroquia del Divino Salvador de Nueva Sevilla, después lo mandaron a Castilleja de Guzmán. Pues bien en todas, puso en práctica, no solo la mencionada celebración, sino algo quizás más complicado. Impensable en aquellos tiempos, pero que él mantuvo y aún se práctica, la Confesión Comunitaria.
Este Viernes de Dolores, varias señoras y señores, (vecinos de nuestro pueblo), asistieron en Coca de la Piñera a las seis de la tarde, precisamente a una.
Cuando a Pedro León lo destinaron a Castilleja de Guzmán, en su lugar nombraron a Carlos Coloma Ruiz, actualmente Vicario de Zona y Párroco de Nuestra Señora de Lourdes y San Juan de Dios. Esta referencia es para decirles, que él también celebraba la Pascua de Resurrección de esta forma. Forma que a la gente, (igual que ahora a nosotros) les maravillaba. Era y es, una manera de incentivar a los feligreses, para creer que la “Iglesia”, no es un edificio y que al igual que los tiempos avanzan, también ella que somos nosotros, avanzamos.
Ya estamos cada día viviendo esos cambios, tan esperados y otros no por menos, añorados. Igual pienso que alguna vez, también conozcamos la Confesión Comunitaria y así no tener que buscarlas en otros pueblos.

Nota aclaratoria. La Confesión Comunitaria en nuestro pueblo, se puso en práctica durante ese periodo de tiempo más o menos. Tuvo poco tiempo, porque por circunstancias que no vienen al caso, el sacerdote de entonces, cesó en su ministerio.
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