martes, 13 de noviembre de 2012

La Fe, una de las tres virdudes


Ya hace un mes del anuncio del Papa Benedicto, sobre el año de la Fé. Y que nuestro pueblo celebró con una Eucaristía en el Parque de los Álamos tres días después, con una numerosa asistencia de fieles.
 
Bella estampa del Altar con el Cristo de la Vera Cruz y la Inmaculada
en el Parque de los Alamos.

A raíz de este nombramiento por parte de la Iglesia Católica, sobre la conmemoración del Año de la Fe. Son innumerables los actos y, en todos, una masiva asistencia de público.

¿Pero que es la Fé?

En forma más específica, la religión Católica incluye la fe como una de las tres virtudes teologales. Colocándola incluso en el primer lugar, con las que la Iglesia asiente la revelación de Dios.

Imagen de Nuesro Señor entrando en el Parque de los Álamos
 
 
Si nos situamos en la Biblia y buscamos en Hebreos..11:1, dice lo siguiente: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Como es posible ver, se trata de uno de los pilares fundamentales de la religión Católica. Comportándose como uno de los motivos, o incluso el más importante que ha permitido mantener a la Iglesia, como institución, en pie durante tanto tiempo.

Para las religiones en general, sea cual sea su naturaleza, la fe se comporta como algo fundamental, es más, sin la fe de sus fieles, las creencias dejarían de serlo.

El Señor siempre con el pueblo.
 
Más allá del ámbito religioso, la fe está presente en el desarrollo y actuar de todos los seres humanos. Desde cierto punto de vista no podríamos funcionar en el mundo sin la fe o convicción sobre el orden y el desarrollo de las cosas, aunque en la mayoría de los casos no contemos con las pruebas ni los conocimientos como para “probar científicamente” estas convicciones, sencillamente creemos en ellas.

Uno de los profesores de mis hijos, cuando ellos estaban en el Instituto, les decía siempre una frase de un científico, relativa a la fe.
“El ser humano tiene sed de lo absoluto, una sed tan insaciable que, necesariamente adora a Dios o algún otro ídolo.”
Quizás en la época en la que vivimos actualmente, se agudice (más si cabe) el hecho de utilizar las tres virtudes teologales. Pienso que las tres están dentro de los pensamientos y las acciones de la inmensa mayoría de todos. Unos con la “Fe”, casi perdida, por tantas desgracias que están viviendo, por falta de trabajo y desahucios. Otros se acogerán también en mayoría a la “Esperanza”, de recuperar lo perdido anteriormente y, cómo no, recurrir a la otra virtud teologal, la “Caridad”.
Yo particularmente abogaría por la labor importantísima del papel de la Iglesia en este sentido. Está consiguiendo lo mejor de cada uno, con respecto al dolor de los demás. Esa es la base de todo, el saber concienciar al pueblo a la hora de compartir.
A pesar de las críticas que tenga la Iglesia en general, sobre: si pagan o no pagan la “contribución” de sus edificios, si tienen más o menos ingresos por las visitas de estos en sí. Sin embargo tienen una cosa importante a destacar y mucho, sirven para atraer gente y unirlas.
Si las comparamos con los otros poderes como: el político y el judicial, ¿Qué tenemos?, los dos con sus actuaciones, ni las atraen ni las unen. Luego el planteamiento es malo. Ellos creen que ganan (porque nunca reconocen que pierden), pero el pueblo cada vez más alejado y con menos Fe.
En estos tiempos tan difíciles, ningunos de estos sectores de nuestra España actual, -están dando el callo- como dirían nuestros antepasados con sus refranes antiguos y que no dejan de ser tan actuales.
Bueno está, si dejamos de pensar en ellos. Ellos no se acuerdan de nosotros, nada más que cuando les interesa.
 

 

 

Nota: Destacar un año más la contribución que hace el Coro de Campanilleros Santo Domingo de Silos, al fomentar la cultura popular. Siendo fiel a sus creencias sobre la autenticidad de nuestros valores. Desde hace tres años con la recuperación de una tradición simbólica. Salir el día uno de Noviembre en la festividad de Todos los Santos, a cantar por las calles del pueblo hasta el Cementerio, en honor de nuestros difuntos. No contribuyendo así al auge tomado ultimamente de la fiesta pagana del dichoso “hallowen”. Que cada día nos está trayendo adversas consecuencias desgraciadamente.
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