martes, 23 de agosto de 2011

El Premio..

El premio ¿a qué?, ¿al trabajo?, ¿al rendimiento?, ¿a la producción?, ¿al mantenimiento de cartera?, ¿a la atención y dedicación a los asegurados?
En este caso concreto mío, pudiera ser a cualquiera de los casos citados anteriormente. Teniendo en cuenta que entre mi padre y yo llevamos 54 años, representando a esa entidad que vosotros conocéis y, que no viene al caso dar publicidad, porque no se trata de eso. El caso es que mi difunto padre, en quince años que la llevó él, jamás le dieron ninguno y a mí, he tenido que trabajar treinta y nueve años junto con mi mujer, para que por fin se dignasen, (en tres años) otorgarme, dos viajes. En el 2008 a Madeira y éste que acabamos de hacer a Barcelona.
¿Pero que es un premio?, pueden ser muchísimas cosas. Creo que si tuviese que citar cada cosa que conlleva la palabra “premio”, tendría para llenar un sinfín de páginas.
Pienso que en vez de llamarlo de esa forma y darle tanto “bombo y platillo”, (como solemos decir siempre ) y, que sólo conlleva, el crear las rencillas entre la infinidad de compañeros que no lo consiguen. Se debería valorar no solo la producción en si, porque no es por falta de trabajo realizados, que sí, que lo hacen y mucho. Lo único es que a pesar de los años que pasan, la patronal, sigue estando en el "status" que tenía, (y aún no ha dejado) desde - allá por las décadas de los sesenta-, donde utilizaban los mismos métodos. “Premiar”, a uno y los demás….
Yo puedo dar fe de lo que digo, porque tuve la suerte de estar trabajando desde entonces y, hasta mi jubilación, sin haber estado jamás, parado y, eso hoy y antes, siempre fue, una suerte. Pues bien, me refiero a cuando en nuestro pueblo, había un “almacén de aceitunas”, (como le decíamos antes) al aderezo y relleno de las mismas. Dicho centro de trabajo estaba ubicado, (para los que no los conozcan) en lo que últimamente era Clesa. Cuya entrada estaba al final de la antigua calle Millán Astray, acutalmente, El Prado.
En éste centro, yo realizaba la labor de llevar el apartado de personal, llegando en algunos de los primeros años, a tener bajo mi tutela la cantidad de 400 personas, entre mujeres, hombres y aprendizas. Siendo una inmensa mayoría las mujeres, con respecto a los hombres.
Al referirme anteriormente a los tan mencionados “premios” de la patronal. En estos casos concretamente, al ser el mencionado trabajo a “destajo” o “por cuenta”, (para que lo entiendan los más jóvenes), valoraban más a los primeros números en el escalafón, que al resto. Y el premio en este caso consistía, en tener la opción de entrar siempre a trabajar las primeras de la lista. Sin embargo había un sector de trabajadoras, que terminaban, más reventadas de tanto trabajar (si cabe,ya que en ese argot las denominaban "cortas") que las demás, que con tanta habilidad, podían optar a los primeros puestos. Las "cortas" (por decirlo de algún modo), siempre iban a la cola, esperando la oportunidad y el “dichocito premio”….-el tener el derecho- como las demás, al trabajo. Un bien preciado en todos los tiempos y más en aquellos, en los que no existía ningún tipo de subsidio de paro, ni nada por el estilo.
Retomando el título de la entrada, solo quería decir, que los premios, (y no solos en estos casos) deberían ser más repartidos y no esperar como en muchos casos, tantos años en otorgarlos. Sabido es que desgraciadamente a más de una persona, les ha llegado ese reconocimiento al mérito en el trabajo, cuando ya habían fallecido, o cuando no tenían sus facultades mentales, lo suficiente claras para aceptarlas. Refiriendome también a: escritores, músicos, pintores...que murieron en la indigencia y, después de muertos les fue reconocido el inmenso legado que dejaron.
Cualquiera que lea esto podría pensar, que yo no estoy contento con el “premio” conseguido. Es al revés, me siento muy orgulloso y lo he disfrutado junto con mi mujer al máximo en las dos ocasiones.
Solo que pienso, que como yo, tengo aún, en los seguros y tuve antes en la aceitunera o en “el mercao” (que también estuve), compañeros, que se lo merecen y merecían al igual que yo.
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Lo que quiero decir con esta reflexión es que la patronal, (antes, ahora y siempre) son como las máquinas traga-perras. Dan un premio, cuando han recogido miles de veces, el importe del mismo.

Y así suscesivamente irían saliendo formas y acepciones, otorgadas a los premios.


Un premio que se da todas las semanas, bien en la lotería o cupones, no deja de ser más de lo mismo, por lo mal que está repartido. A uno le toca una barbaridad de millones y al resto, sólo como en los casos citados anteriormente, esperar.

Sin embargo en el caso , de la Hermandad de los "panaderos de Sevilla", se considerarán premiados, al ser ellos los elegidos a representar, un trozito de la Semana Santa nuestra, en el Vía Crucis en Madrid, con la visita del Papa.

De todas formas, pienso que el mejor premio al día de hoy sería, tener buena salud y una familia unida. Y valorar y considerarse premiado, cuando al levantarnos contar con un día más de vida. Que ya es bastante.
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Vamos a dejarlo mejor en "viva la virgen del Rosario" o en "viva nuestra señora del Rosario".Y decir que hemos ido contra viento y marea,el grupo de los niños hemos podido con esto y con más,pese al agua caido el viernes....·cortamos oreja y rabo" durante todo el fin de semana y prueba de ello....en boca de todos nuestros hermanos "pelones" y de todo el pueblo. VIVA LA VIRGEN DEL ROSARIO!!!