jueves, 4 de abril de 2013

La de cosas que pueden...


La de cosas que pueden pasar en un mes. Cada día que pasa, nos parece que se va volando. Pienso, (bueno, creo, que es el pensar de muchos) que las horas pasan apenas sin darnos cuenta. Sin embargo, también creo, que según a quien, tal vez le resulten eternas. Si éstas en sí, les coge trabajando a turnos –como era mi caso antes de jubilarme-. O por el contrario hoy día, también serán eternas para una inmensa mayoría, que por desgracia, esperan en una cola del INEN. El ansiado trabajo y, que nunca llega.

Quizás tendríamos que pensar, que a los que se nos pasan volando: las horas, los días, los meses, los años o la vida. Es precisamente a ese sector de mayores “ociosos de ahora”. Que les falta tiempo para disfrutar. Toda una vida entera dedicada al trabajo y el mantenimiento de su casa y de sus hijos. Y ahora, el tiempo, parece que vuela.

Ahora ese sector (en el que me encuentro yo), no tiene prisa. Ya no hay porque correr. Puede ser que quizás sea, que tengamos miedo. Algunos dirán; ¿miedo?, ¿a qué?. Siempre dependerá también del estado: físico, mental o familiar en el que se encuentre.

El miedo es una sensación que siempre hemos sentido a lo largo de nuestra vida por distintos motivos. Sin embargo pienso que cuando más se acentúan es, en los dos polos opuestos: la niñez y la vejez. Por distintos motivos, pero al final, miedo a lo desconocido. Como si necesitáramos  o reclamáramos, protección. Con la salvedad de que en la niñez, teníamos a nuestros padres para cubrir esa parte.

Aunque oigamos en repetidas ocasiones siempre la misma cantinela de que –es ley de vida-, -los hijos tienden a realizar el vuelo del nido- igual que hacen los pájaros. Todo muy bien. Todo perfecto. Y es muy normal. Pero el miedo a la soledad, existe. Ahora que ese “sector” (antes mencionado) con más tiempo libre, ve la tele por las tardes en Canal Sur. A veces, da pena ver al estado de ansiedad que llegan las personas que acuden al mismo, por la SOLEDAD.

Por eso decía antes lo de las distintas “varas de medir” el tiempo de cada cual. A los mayores en los que vivan ambos conyugues, se les pasa volando, temiendo al “miedo” de quedarse el uno sin el otro. Y, a, los que están solos, el “miedo” les hace eternos los días y las horas.

Retomando el título de la entrada, de la de cosas que pueden pasar en un mes. Quería referirme a que hemos vivido la renuncia del Papa Benedicto XVI y la elección del nuevo Papa, Francisco. Que dicho sea de paso, un Papa, que le ha gustado a la gente de inmediato. Por su cercanía hacia los pobres y por su grandeza de espíritu. Al rechazar de plano, atributos y abalorios costosos, que no piensa utilizar. Unos por sus sentimientos sobre la pobreza y otros por su sentido, de dar valor a la vida (aunque sea animal), que al lujo. En este caso concreto lo del animal, es por lo de los zapatos rojos que utilizaba el anterior. Hechos a medida y con la piel de un “ternero nonato”, ternero aún dentro del vientre de la madre.

En el mismo mes, hemos vivido los altibajos que nos ha acarreado el mal tiempo. Con respecto a la Semana Santa o, semana mayor como dicen los cofrades en Sevilla y, como siempre, nunca llueve a gusto de todos.
Así estaba la Virgen el día del Monumento al Señor.
 

Este año que nuestra Virgen de los Dolores, salía por segunda vez en su paso de palio. Recurriremos a un refrán muy antiguo, -el hombre propone y Dios, dispone-. Y nuestro Cristo de la Vera- Cruz y su madre Nuestra Señora de los Dolores, se quedaron –preciosos como siempre-, dentro de la Iglesia.
 
 
El Señor frente a su Madre.

Creo que en parte la lluvia, (por lo menos en nuestro pueblo) ha servido para el recogimiento y asistencia al triduo pascual en ambas Parroquias. Los dos monumentos al Santísimo (cada uno a su nivel, de enseres), fueron exquisitamente exornados.
 
El Monumento al Santísimo en la Parroquia de Lourdes.
 

Y por último y no menos importante. Para nuestra casa y nuestra familia. Ya somos “abuelos”. Desde el día 26 de Marzo a las 13,55 horas, nació nuestra “estrella” Deneb. Porque de eso se trata, le han puesto el nombre de una de las estrellas que más brillan en el cielo después del Sol. Así que tenemos una nieta en Tarifa. Ya estamos los abuelos pensando en los distintos medios y formas para ir a verla..Pero ir, iremos en multitud de ocasiones.

Yo, como ya he dicho en repetidas ocasiones. Nunca he tenido envidia a nadie por nada de riquezas que pueda cada cual obtener. Mi envidia (sana), consistía, en ver a mis amigos de mi edad, con el “carrito”, paseando al niet@.
 
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