A
la espera de que llegue el mes de Octubre, mes del rosario por excelencia, en
muchos pueblos como en: Bormujos, Carrión de los Céspedes, Hinojos, Isla
Cristina y otros con esa advocación de la Virgen. Están ansiosos de que lleguen
esos días y poder manifestar públicamente lo que sienten.
Es
curioso el caso de Isla Cristina, que al ser la Virgen del Carmen la patrona de
los marineros y el emblema de ellos: en los barcos, estampas en los camarotes,
medallas al cuello… Sin embargo estén esperando con el alma en vilo, la llegada
de la Virgen del Rosario al puerto pesquero, el día 7 de Octubre. Quizás porque
al ser la patrona del pueblo Isleño, puedan pedirle más cobijo y trabajo. Ya
que es la imagen última del año, que procesiona y llega a su “tajo”, el Puerto.
Cada
vez que voy a Isla Cristina y, estar mi casa cerca del Puerto, tengo desde hace diez años que llegué
allí, la obligada necesidad de visitar el “muelle o la pescadería”, que en el
habla Isleña, le llaman al Puerto.
Sin
duda alguna, las mejores fotografías que se pueden hacer, es cuando hay, como
en el caso de este miércoles, miles de gaviotas rodeando a los marineros en su
faena. Sin embargo y por desgracia, aunque la preciosa estampa sea la
inspiración: de fotógrafos, pintores, o visitantes. La cruda realidad, es otra.
Para los lugareños (entre los que me encuentro yo también), es que al haber más
gaviotas, es por el hecho de que ese día la pesca ha sido mala.
Las gaviotas.
Daba
pena ver tanto pescado tirado por el suelo. Todo eran exclamaciones y miradas
al cielo, para encomendarse a su Virgen. Toda la noche faenando y cuando tiran
la red. Les viene en un mismo lote, de las supuestas y hermosas sardinas, un
sinfín de pescaditos pequeños, que no tienen venta, ni salida ninguna.
Pescaditos pequeños como: caballitas, mojarritas, besuguitos, lisas…
Bonito si no fuese día malo de pesca
Siendo
ese día, en los que los marineros trabajan el doble. Por la noche la pesca y, por la
mañana, el escogido. Hacen una improvisada mesa, (para que nos situemos) como la
que ponen los aceituneros en sus casas para escoger las aceitunas.
Se
da la circunstancia de que siempre recurrimos a los refranes y hay uno muy
antiguo que dice; “no hay mal que por bien no venga” refiriéndome en este caso
a la gente, que algo aprovecha en esos días malos para los pescadores. Los ancianos,
los parados y todo el que llegue con una bolsa, se llevan por lo menos la
comida para su casa. Que por otro lado, el resto (y era mucho) va directamente
de nuevo al mar. Y es ahí donde la multitud de gaviotas, entran a saco a comer.
Otra
fotografía también expuesta en muchos lugares del pueblo, es la de las
gaviotas, expectantes, todas juntas (como si de soldados se tratasen) esperando
el momento en el muelle, o en lo alto de los tejados de la lonja. Pienso que
quizás entre ellas se avisen, ya que en la lejanía, mirando a la “bocana” y
divisando el barco que viene hacia el puerto. Se ve el revuelo que trae el
mismo, con las gaviotas alrededor, siendo esto un síntoma de mal presagio para los
que esperan.
De todas formas los animales no entienden, es una cadena de supervivencia y si hay comida, ellas estan al acecho.
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