sábado, 17 de septiembre de 2011

La Aurora.

Como la aurora, así se presentó esta mañana el paso con la Virgen de los Dolores. Vestida de un “blanco roto”, preciosa y deslumbrante. ¡Qué hermosura!.  Ya en los tiempos de nuestro querido Don. Aníbal, siempre nos repetía constantemente, que la talla de la Santísima Virgen, estaba considerada en el “mundo cofrade de Sevilla” como una de las mejores dolorosas, pero que nunca se supo quién fue su autor.



Si siempre resplandeció como Dolorosa, hoy con su nuevo aspecto, aún lo era más. Debido a que su enografía, presenta las dos posibilidades. Unas veces la podrán poner como una madre detrás de su hijo y, como hoy con ese aspecto juvenil y entrañable, que nos enamora.



Al ponerle el título a la entrada, también quería referirme a la Aurora, pero la nuestra, la hija de “Juan el de Genara”. Que con tanto mimo y fervor, ha confeccionado todo el vestuario que lucirá por primera vez, por las calles de nuestro pueblo. Las primeras que iban hoy proclamando por donde quieran que pasaban, eran las limpiadoras de la Parroquia. –(Contentas por el regalo de haber sido ellas las primeras en verla y por el clavel que le dieron a cada una)- ¡Que la Virgen esta preciosa!  Y que el artífice de todo había sido, Aurora Moreno. El manto visto desde detrás parece aún más bello, al pronunciarse más el color, pareciendo más dorado, que blanco.




Se palpaba en el ambiente, ese gusto por vivir este día intensamente. No paraban de llegar gente de los cuatro puntos del pueblo. Los vecinos del nuevo itinerario, estaban como locos adornando las calles y los balcones con colgaduras.  Y no es para menos, es la primera vez en la historia de nuestro pueblo que se da ésta circunstancia. La salida de la Virgen en Septiembre.



Si por la mañana existía esa expectación por verla, en la tarde noche de hoy la emoción iba en aumento a medida de que la hora de su salida, se les hacía a los feligreses, eterna. Si tratabas de entrar para la Misa, se te hacía casi imposible, al estar la Iglesia completamente llena y ocupando parte de la plaza.

Pero por fin llegó el momento esperado, las nueve de la noche, hora fijada para que la Madre del Señor, pusiese (como si dijeramos sus pies en la calle) y posar su mirada en cada uno de los alli presentes. Las exclamaciones llovían, como caidas del cielo: ¡Virgencita que guapa vas!. ¡Que preciosa eres!.¡Quién te ha puesto tan bonita!. En los rostros de  la gente se notaba el fervor y el cariño tan grande que siempre le han tenido a la Santísima Virgen de los Dolores.

Dándose de nuevo la ocasión de ver a muchisimos Bormujeros, que por sus circunstancias personales, viven en otro lugar y que acuden inmediatamente al saber que ella, va a salir y que quizás pase, por aquellas casas en las que ellos vivieron de niño. Algunos aún les quedan familiares, otros quizás no, pero siempre les quedará el recuerdo de ese cariño, que sus madres les inculcó hacia la Virgen.




Un día, el de hoy, en el que la presencia de la Virgen, sirve una vez más, como nexo de unión entre las familias. En la misma procesión también se daban estas circunstancias, ver por ejemplo a las madres vestidas de mantilla y justo a su lado, sus hijas, vestidas a semejanza de ellas.






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