martes, 5 de julio de 2011

En Misa y Repicando...

Este dicho popular, se dice siempre cuando se quiere estar en dos sitios a la vez y , sólo estás en uno. Ese es mi caso.
Tanto tiempo esperando aquel Corpus añorado y el destino quiso hacerlo coincidir con mi peregrinación a Lourdes. Por eso he puesto el título de la entrada.
Ya el día antes de la salida a Lourdes, estuve asistiendo al triduo al Santísimo y pude disfrutar al ver la Custodia confeccionada por “Juanito la Salvaora”, por fin en su lugar correspondiente, el paso de salida. Se notaba en las caras de la gente y sobretodo en la de Manuel Jesús el entusiasmo y el gozo del objetivo conseguido. El trajín era intenso, por un lado la preparación del paso de la misma y por el otro el “pasito pequeño” de Santo Domingo. Hasta allí en Lourdes nos llegó la noticia del esplendor de nuestro Corpus, a pesar (me imagino) del calor abrasador de ese sábado. Nosotros también (en un lugar como Lourdes) sentimos ese calor agobiante, no propio allí según los lugareños, desde hacía muchos años.
Así que otro año será y esperemos que no coincidan ambas cosas, porque lo que yo tengo claro es, que aunque ya habíamos estado hace 14 años allí, (de turismo) nuestra primera peregrinación ha sido ésta y, de la cual quiero hacer hincapié a todos los que nunca la hicieron, para que la experimenten. Al decir mi “primera” es, porque quiero seguir haciéndola todos los años (si las circunstancias lo permiten), la vivencia ha sido muy intensa y emotiva.
Mi amigo Andrés Alcantarilla, me lo dijo muchas veces, pero yo no le hacía mucho caso. Ahora le comprendo. Allí te olvidas de: tus males, dolores, penas, sufrimientos. Allí le das más valor a lo que tienes: tu casa, tu esposa, tus hijos, tu familia. Allí te centras sólo en mirar el lugar pequeño y recóndito de la roca, donde se encuentra Ella. Lo grandioso del recinto: la Basílica, la monumental Capilla Subterránea (con capacidad para 10.000 personas), la Capilla de la Adoración, la explanada de las procesiones (Corpus o Rosario de las Antorchas) e incluyendo la Pradera o los Baños, pues bien, nada es nada. Porque lo más significativo y asombroso es ver a la Madre de Jesús, sola, tal cual se apareció en aquel saliente de la roca.
Da gusto: ver, sentir y estar, los tres verbos juntos, aplicarlos cuando éstas frente a Ella en Lourdes. Parece mentira e increíble, cómo en tan reducido espacio, es capaz de albergar tanta: emoción, devoción, admiración. La Gruta es pequeña, pero la explanada es enorme, sin embargo, pases a la hora que pases (tanto de día como de noche) siempre está llena de gente y el silencio sepulcral, te invade y te hace reflexionar y como no, rezar.
Lo que quiero decir con esto es, que a pesar de la magnitud y grandiosidad del entorno, (creado claro está, para albergar a tantísima gente de todo el mundo) repito, nada es nada sin la Roca donde está la Virgen.
Nunca pensé que a estas alturas de la vida, pudiese sentir y emocionarme, como lo he hecho. Esa sensación sólo lo sentí una de las dos veces que fui al Rocío andando en Febrero y, como hacía ya tanto tiempo, casi no me acordaba, pero al sentir una especie de escalofrío, inmediatamente asocié los dos momentos.
Los compañeros del Coro ya se encargaron de irme metiendo el gusanillo en el cuerpo, sobre esas sensaciones, experimentadas por ellos en los años anteriores. Sin embargo al final descubres, que solo tú eres el que tienes que sentirlas. Así que os recomiendo que vayáis y que como dice mi amiga Rosarito cuando le preguntan, “no es para contarlo, hay que vivirlo”. Al nombrar a Rosarito, quiero resaltar, que con ésta peregrinación, me ha hecho comprender mejor a los peregrinos del Rocío, cuando dicen que las vivencias del camino, te hacen conocer intensamente a las personas y que se pueden hacer unos amigos, que perduran en el tiempo. Mi experiencia con ella fue así, con su permiso digo, que a partir de ahora, siempre habrá, un antes y un después.
Cuando me animaban para cantar en el coro, yo casi no me creía lo que se podía sentir, pero estaba equivocado totalmente. Representar a Sevilla en tan magno lugar, es indescriptible la emoción y no solo tú gozo personal. Lo más importante es ver el gozo y la alegría en el rostro de los enfermos, cuando (cada uno a su nivel) co-participaban con nosotros. Desde aquí algo importante que destacar es: la labor y el cariño de los cuidadores y hospitalarios, para con los enfermos.

Importante también la organización, de hecho nos informo Carlos, que para mantener todo el Santuario en orden, hay trabajando 400 personas y con los tiempos que corren, que mejor que dar trabajo a tantas familias. En el recinto todo está preparado para el disfrute y comodidad de los peregrinos. Existen cantidad de bancos para que la gente se siente, un sinfín de fuentes de agua fría en todos los recorridos y, servicios o lavabos bien cuidados. E incluso para cualquier persona que por su estado físico no pudiese caminar, le proporcionan un carrito, cual si de un enfermo más se tratase.

En fin que más decir…lo mejor…es…ir…

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